Para el Gobierno, Duhalde, sin lugar a dudas, se ha convertido en ese enemigo tan temido, tanto en las urnas como en el poder.
Prueba de esto es la sugestiva y recurrente denuncia por parte de distintos funcionarios que ante cualquier hecho fuera de la ley que involucre a manifestantes, lo primero que hacen es mencionarlo e inculparlo.
Estos hechos lo único que demuestran son los pocos argumentos con que cuentan para realizar una verdadera investigación de lo sucedido y la incapacidad de lograr una solución.
Pero como decía un cómico popular, el Movimiento se demuestra andando, el Peronismo siempre se nutrió de figuras repetidas en nuestra historia y Duhalde, como tantos otros, es una más.
Aquellos que antes eran muy buenos (Menem, Duhalde y hasta el mismo Kirchner), ahora pueden ser los peores, depende del lado en que se encuentren y por eso no resulta incomprensible ver cómo quienes en un momento de la historia fueron hacedores de grandes cambios hoy son mirados con recelo pero indudablemente protegidos por quienes los agravian.
Si Duhalde tuvo que ver con los hechos que derivaron en los tristes acontecimientos del 2001, ¿por qué no ha sido investigado como se debe? ¿Alguien lo ha estado cubriendo? ¿Quién? Preguntas que seguramente quedarán como tantas otras sin respuesta y que sólo contribuyen a la creación de mitos, esos a los que los argentinos somos tan afines.
Señores, es momento de ser un poco más GRANDES y poner alguna vez al país por delante de los mezquinos intereses sectoriales. La historia los juzgará y habrá que ver cuál es el verdadero lugar en el que los ubicarán! No lo olviden, la gente aprende!