Cualquier país que se tilde de serio reprime un corte de ruta, de calle o la usurpación del espacio público, en la Argentina de los Kirchner, no. Alguien puede negar que hace varios años la anarquía y el descontrol se instaló en nuestro país? Cabe alguna duda de que esta situación se incrementó a partir de la llegada a la Rosada de los Kirchner? Ellos fueron los encargados de destruir el poco orden existente, juntamente con los valores esenciales de la sociedad argentina.
Por eso es que ante lo ocurrido en Soldati, el Gobierno utilizó políticamente los disturbios, cargando la responsabilidad de la seguridad al gobierno de la Ciudad. Pero no contaron con que el ciudadano común esta vez no está de su lado, porque se siente afectado directamente en la defensa de sus derechos. Al vecino se le exige que cumpla con sus obligaciones impositivas, pero al momento de defenderlo, no se le da respuesta.
En estos días, escuchamos con estupor las declaraciones del jefe de Gabinete quien justifica lo ocurrido hasta ahora en el conflicto con argumentos infantiles. Aníbal lo atribuye a un mal manejo de la gestión Macri, a quien acusa de xenófobo. Por otro lado asegura que no usará las fuerzas federales para reprimir, y al hacerlo desacata la orden judicial del juez Gallardo, porque, según Aníbal, todo se arregla con decisiones políticas.
La realidad que no dice Fernández es que el Gobierno Nacional teme cualquier acción que lo perjudique en su imagen, sobre todo tan cerca de la etapa electoral. Por eso es que hace un tiempo, ante la ocupación de la autopista por habitantes de la villa 31, permitió que la ciudad fuera un caos todo un día. También para evitar enfrentarse con los manifestantes es que permiten protestas de unas pocas personas sobre el Puente Pueyrredón, que paraliza la zona sur.
Esta parálisis beneficia la imagen del jefe de Gobierno porteño, porque en definitiva los vecinos se están volcando por quien dice lo que quieren escuchar: que van a defender sus derechos, sus humildes bienes, producto del sacrificio de su trabajo y no de la dádiva pública.
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