Luego de más de una semana inundando los medios con el particular secuestro de una niña de 11 años, particular no por poco común, sino por el misticismo que se le armó alrededor. El caso tuvo un desenlace mucho más rápido que la mayoría y definitivamente no fue el esperado.
Un caso que no difiere de los muchos que se dan todos los días en la Argentina: Candela salió de su casa sola y no volvió.
Toda la Argentina se involucró con este caso, hasta la Presidente recibió a la madre de la nena cuando sólo llevaba un par de días desaparecida. Esto generó aún más repercusión en los medios, y diversos sectores de la sociedad, incluidos actores como Facundo Arana, Ricardo Darín, Pablo Echarri.
Más allá del dolor que causa una muerte y la indignación por el libre accionar de la delincuencia, no podemos pasar por alto que el socio principal del negocio de la trata de personas es la policía. Y en este caso demostró una completa inoperancia, al punto de tener que ir de puerta en puerta allanando casas sin una pista sólida.
Desde el Gobierno ya se lavan las manos diciendo que la familia ocultó información, claro que hubiese sido muy diferente si la encontraban con vida. Ya me imagino a Cristina y Scioli en conferencia en la Casa Rosada, con la niña (todavía shockeada), la madre y el circo de siempre.
Pero no, terminó trágicamente, y todo el despliegue de la Bonaerense no sirvió para nada: la terminó encontrando muerta una cartonera de casualidad.
Entonces con una policía como ésta, cómplice e inútil, un Gobierno que no hace nada por la inseguridad, ni siquiera la reconoce, con más de tres chicos desaparecidos por día, van a ver cómo en pocos días tenemos cuatro inocentes presos y nos dirán que ya está solucionado, mientras los chicos siguen desapareciendo, pero parece que los Dinosaurios no van a desaparecer...
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